Pesadilla en los Territorios Ocupados: Torturar y encarcelar niños palestinos


 

Los jóvenes son enviados a tribunales militares, que a menudo los acusan y los sentencian a prisión, a veces por años

Aunque he estado viviendo lejos de Palestina por unos años, y ya estoy en mis cuarenta, todavía tengo pesadillas sobre el ejército israelí invadiendo mi casa cuando era niño y sobre la primera vez que fui torturado. Esta es la realidad que la mayoría de los palestinos ex prisioneros vivimos por el resto de nuestras vidas.

Cuando era niño, amigos de mi edad que fueron arrestados antes, me dijeron que “vieron las estrellas al mediodía”. Este era un dicho que teníamos. No se pueden ver las estrellas al mediodía cuando el sol está brillando. Pero cuando un niño está bajo tortura, especialmente cuando son golpeados en la cabeza, ven un destello, incluso cuando están con los ojos vendados. A eso llamamos ver estrellas al mediodía.

Fui arrestado por primera vez, junto a algunos otros niños, cuando tenía 14 años. Nuestras manos estaban esposadas por detrás de la espalda y nuestros ojos vendados. Los soldados estaban golpeándonos. Escuché los gritos, y yo estaba gritando también. Caí al suelo y alguien me agarró de las manos y me puso de pie. De repente, una mano enorme me dio una bofetada en la cara. Me sentía mareado y vi el destello. Caí sobre mi hombro. Fue muy doloroso y luego me desmayé. El minuto en que desperté, aunque estaba bajo tortura, grité a mis amigos “vi las estrellas, vi las estrellas!”. Después se convirtió en un juego entre nosotros: “vio las estrellas, vio las estrellas”. Yo no sabía que esas estrellan vuelven y te visitan el resto de tu vida.

Unos 500 a 700 niños son arrestados por la ocupación israelí cada año, según Defence for Children International-Palestine. Esos niños enfrentan una política diseñada para matar sus espíritus y quebrarlos. Los apuntan física y psíquicamente. El impacto está planeado desde el primer momento del arresto. Habitualmente, los niños despiertan en medio de la noche escuchando soldados que gritan y golpean violentamente las puertas de sus casas. Lo sacan de la casa y el niño se encuentra solo en medio de un numeroso grupo de soldados. Según Mohammed, un chico de 15 años del barrio de Silwan, Jerusalén Este:

Fue muy doloroso. Me esposaron las manos por detrás de la espalda y me vendaron los ojos. Fui golpeado por los soldados en todo el cuerpo. Sentí dolor por todas partes. Estaba tirado en el piso del jeep y las botas de los soldados me pateaban por todas partes. Sentí que estaba sangrando pero no sabía por dónde.

Cuando llegan a la cárcel, los niños son interrogados -generalmente por interrogadores de oficio y a veces por guardias al azar. La corta edad tampoco los protege de la tortura psíquica. A veces arrojan al niño en una celda de aislamiento por días y a veces por semanas; a veces son esposados y mantenidos en un pequeño armario; a veces atan sus manos y piernas a una silla y los dejan así por horas, forzándolos a caer al piso.

Informes internacionales sobre derechos humanos, incluidos los informes de la ONU, expresan su preocupación por esta situación, que está documentada en miles de fotografías y horas de tomas de video. Pero ninguno de estos ha parado a los israelíes de continuar arrestando, torturando y deteniendo a los niños palestinos. En las zonas “calientes”, como el barrio de Silwan en Jerusalén Este, la ciudad de Hebrón y los campamentos de refugiados cercanos a los checkpoints [puestos militares de control] o a los asentamientos coloniales israelíes, los colonos añaden otra capa de tortura mediante el acoso, deshumanizante e incluso balean a los niños palestinos.

Los israelíes usan leyes dirigidas sólo a los niños palestinos para legitimar sus actos. Los jóvenes son enviados a tribunales militares, que a menudo los acusan y los sentencian a prisión, a veces por años.

La personas que pasaron por la experiencia de ser torturados en las prisiones y cárceles israelíes continúan sintiendo el dolor incluso después de ser liberados. Especialmente para los niños, el dolor y el sufrimiento del encarcelamiento no termina en el momento de ser liberados. Puede continuar siguiéndote el resto de tu vida. Una madre describe así el efecto en su hijo:

Dormir por la noche es un momento muy difícil para mi hijo. Antes era un chico fuerte. Pero ahora, por la noche, se siente asustado y a veces despierta gritando a causa de sus pesadillas sobre la tortura. Los carceleros, no sólo torturan a nuestros niños, también matan su espíritu y los traumatizan. Mi hijo está totalmente cambiado.

Según Khader Rasras, director ejecutivo y psicólogo clínico del Centro Palestino de Tratamiento y Rehabilitación para Víctimas de Tortura, estos niños tienen a menudo dificultades para volver a la escuela. Las pesadillas pueden dar lugar a la pérdida de concentración y la dificultad para prestar atención y pensar. Y explicó además:

La tortura y el maltrato sufrido durante la detención causa miedo y ansiedad en los niños, y esto los hace hipervigilantes. Ellos están constantemente mirando sobre sus hombros, por la ventana y a su alrededor, preocupados de que los soldados vengan otra vez por ellos.

Ziad Abbas es un refugiado palestino del campamento de Dheisheh, en Cisjordania. Es cofundador del Centro Cultural Ibdaa en Dheisheh donde cumplió la función de codirector de 1994 a 2008. Es también periodista que ha trabajado en medios palestinos e internacionales y ha participado en la producción de varias películas documentales. Tiene una Maestría en Artes en Justicia Social y Relaciones Interculturales de la Escuela de Formación del Instituto Internacional de Posgrado. Es Director de Programas para Programas Interculturales de la Alianza para los Niños del Medio Oriente, en Berkeley.

Ziad Abbas, La Haine – España

 

Aquesta notíca ha estat publicada al web palestinalibre.org